
La explotación de la sal en Villena se remonta, al menos, al siglo XIII, durante la Baja Edad Media. En la actualidad existen en su término tres salinas o “saleros”, según la terminología local, en explotación. Constituyen un caso singular en Alicante, ya que en la actualidad son las únicas que perviven en el interior de la provincia. Estas salinas de interior se alimentan de manantiales cuyas aguas poseen una salinidad muy superior a la del agua de mar, por lo que no es necesaria una gran superficie de evaporación.
El Salero Nuevo, explotado por la empresa Electroquímica del Serpis S. A., también se conoce como Salero de Requena o Salero de la Fortuna. Se encuentra muy cerca del Salero Viejo, separado de éste por la Acequia del Rey. Es, como señala su nombre, la última explotación en instalarse, lo que tuvo lugar en la década de los setenta del siglo XIX. Como ocurre con el Salero Viejo, cuenta también con un amplio caserío que está igualmente incluido en el Catálogo de Elementos, Edificios y Conjuntos de Interés Histórico-Artístico del PGOU de Villena. En él llama la atención su fachada, de corte neoclásico. El conjunto hace las veces de oficina y molino, siendo destacable la amplia nave que conserva la cubierta original que data de 1883. La superficie que ocupan las balsas salineras es de algo más de 60.000 m2 y tanto las calentadoras como las cristalizadoras están construidas simplemente por excavación y compactación del terreno. Todo el circuito se alimenta de un pozo del que se bombean las aguas salobres, que se captan a una profundidad de 22 metros.
|
|
||||||